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Juan Garcia

Me vienen ahora a la cabeza con especial intensidad las anécdotas que prueban su increíble inteligencia. Una de las veces que vino a mi casa en Málaga, me pilló jugando una partida al ajedrez que tenía perdida contra el ordenador, él consiguió levantarla... aunque eso sí, nos demoró la comida un buen rato. Otra, mis hijas mis hijas le probaron con unas adivinanzas que regalaban cierta clase de galletas, a partir de la segunda, que ya cogió el tranquillo, las adivinó todas. Sin embargo, en otra ocasión me confesó que él se creía muy listo hasta que conoció a San Josemaría, ¡él sí que le pareció una persona lista!

La inteligencia de Leonardo Polo

Anecdotaria

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